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Insert Coin: recordando los Salones Recreativos

Muchos de los que ya pasamos de los 40 años recordamos con nostalgia ciertos sitios que, vistos con la perspectiva del tiempo transcurrido, significaban desde el momento en que entrabas en ellos una vía de escape de la realidad, y una fuente de entretenimiento, libertad y diversión. Estamos hablando de los salones recreativos, que, salvo rarísimas excepciones, han ido desapareciendo de nuestra geografía. Aún existen sitios que conservan alguna máquina recreativa, pero la inmensa mayoría desaparecieron hace ya muchos años. Sin embargo, todavía existen en algunos países, como Japón, pero se trata de un oasis dentro de un inmenso desierto.

Para los que no los conocieron, los salones recreativos de los que hablamos no tienen nada que ver con los que actualmente podemos encontrar en las calles de nuestras ciudades, y que están llenos de máquinas tragaperras y de apuestas.

Los salones recreativos “clásicos” abundaban en las calles y centros comerciales de nuestras ciudades, y estaban llenos de las llamadas máquinas arcade, o como dirían muchas de nuestras madres, “maquinitas”. Eran un lugar de encuentro para muchos de los niños y adolescentes de los años 80 y 90, aunque al final te podías encontrar gente de todo tipo, desde los macarras del barrio hasta los más frikis. La excusa era ir a echar una partidita, pero al final se te pasaban las horas, además de jugando, hablando con los amigos, ligando (más bien poco), fumando los primeros cigarrillos (ya que en esa época se podía fumar casi en cualquier sitio), e incluso sólo viendo como otros jugaban. Recuerdo que, alrededor de las máquinas más populares del momento, se agolpaban muchos chavales que pasaban el tiempo únicamente mirando como los otros se gastaban la paga semanal y echaban una partida tras otra a sus juegos favoritos.

Hay que tener en cuenta que, en esa época, Internet no existía tal y como lo conocemos hoy en día. El uso de Internet creció rápidamente desde la mitad de la década de los 90 en occidente, y a partir del año 2000 en el resto del mundo. Antes, para jugar de modo cooperativo o competitivo a algún videojuego, era necesaria una conexión LAN, había que conectar los ordenadores o consolas entre sí mediante cables. La primera consola doméstica que incluyó de serie el juego online fue la Dreamcast de Sega, que se puso a la venta en 1998 en Japón, y en 1999 en el resto del mundo. PlayStation 2 (la consola más vendida de la historia) no permitía el juego online de inicio, pero se lanzó un adaptador de red para permitirlo, lo que hizo aumentar la popularidad del juego online en consolas. Decimos todo esto para explicar que, antes de la llegada de Internet de forma masiva a los hogares de la gente, para poder jugar con amigos era necesario acudir a estos salones recreativos.

El gran éxito de las máquinas arcade hizo que la industria del entretenimiento empezara a ver un gran negocio en la creación de sistemas domésticos, que permitieran jugar en casa a conversiones de estas máquinas recreativas. La primera videoconsola de la historia fue la Magnavox Odyssey, que se lanzó en 1972, pero los primeros ordenadores que alcanzaron gran popularidad fueron el ZX Spectrum, Amstrad, Commodore…, junto a consolas como la NES de Nintendo y la Master System de Sega. Estos sistemas ya permitían jugar en casa a los éxitos del momento, pero todavía existía una gran diferencia, tanto en gráficos como en jugabilidad, entre las versiones domésticas de estos juegos y la versión de los salones recreativos.

La potencia de las máquinas arcade era muy superior al principio, y en la comparación siempre salía perdiendo la versión doméstica. Con el tiempo, esas diferencias técnicas fueron desapareciendo, lo que propició, entre otros motivos, su ocaso y práctica desaparición.

Los muebles donde se metían las maquinas arcade eran también un punto diferencial muy importante a favor de los salones recreativos, ya que la inmersión en el juego era mucho mayor. Había juegos con muebles imitando una moto, y te podías tumbar para dar las curvas (Hang On), otros con asiento y volante para conducir (Out Run, Sega Rally…), algunos muebles incluían una pistola para disparar con ella directamente a la pantalla (Virtua Cop, Time Crisis, The House Of The Dead…), otros permitían bailar siguiendo el ritmo de la música e imitando las coreografías que salían en pantalla (Dance Dance Revolution), cabinas en simuladores aéreos (After Burner, Ace Combat…), y un largo etcétera de tipos de mueble, cada uno más innovador y espectacular que el anterior. Era otra forma de competir entre las máquinas, ya que los muebles más originales y espectaculares solían ser muy populares y proporcionaban mayores beneficios. Con el tiempo, se lanzaron accesorios como pistolas o alfombras de baile para intentar imitar la experiencia en casa, pero las sensaciones no eran las mismas.

Entre los géneros y videojuegos más populares de las máquinas arcade, al principio (finales de los años 70 y años 80) triunfaban los “matamarcianos” o Shoot’em up, que consistían básicamente en una persona, nave o vehículo que tiene que disparar a todos los enemigos que aparecen en la pantalla. A medida que progresas en el juego, la dificultad y el número de enemigos va creciendo. Algunos ejemplos son juegos como Space Invaders (1978), Asteroids (1979), Galaxian, Gradius (1985) …

Dentro de estos juegos arcade, aunque no considerados matamarcianos, durante los años 80 también aparecieron algunos de los más famosos de la historia, como puede ser Pac-Man (1980), también conocido como comecocos, Frogger (1981), juegos de plataformas como Donkey Kong (1981) o Bubble Bobble (1986), de acción como Ghosts n’ Goblins (1985) …

En 1983 apareció Dragon’s Lair, juego de aventuras en el que tenías que mover la palanca de control o pulsar el botón adecuado en el momento justo para ir superando los niveles. Tuvo mucha repercusión porque parecía que estabas dentro de una película de dibujos animados.

En 1984 se lanzó Tetris, juego de tipo puzle en el que tienes que ir colocando fichas de diferentes formas que van cayendo para que formen líneas y desaparezcan. Casi todo el mundo ha jugado o visto alguna vez jugar a este arcade, lo que refleja su influencia e importancia en la historia de los videojuegos. Otros juegos de temática parecida son Arkanoid (1986), Columns (1989), Dr. Mario (1990) …

El género de la velocidad también tuvo mucha importancia en los salones recreativos. Hablamos de juegos tan conocidos como Hang On, Out Run, Sega Rally, Ridge Racer, Daytona USA… Era un género que permitía reproducir la sensación de ir conduciendo a toda velocidad, ya que normalmente se jugaban con volante y pedales.

Otro género que tuvo mucha repercusión durante los años 80 fue el de la lucha uno contra uno. Street Fighter 2 (1991) fue el primer juego de la serie Street Fighter en alcanzar fama mundial e inició el fenómeno de los videojuegos en el género de la lucha. Es la secuela del título lanzado en 1987.

Como parte del género de la lucha aparecieron los beat’em up o juegos de “yo contra el barrio”. Se trataba de ir avanzando por una serie de niveles acabando con todos los enemigos que te salían al paso, con patadas, puñetazos, e incluso a veces armas que cogías en los escenarios. Al final de los niveles tenías que enfrentarte a un jefe final, mucho más poderoso que los enemigos comunes. El primero fue Kung Fu Master (1984). Otros juegos destacados de este género son Renegade (1986), Double Dragon (1987), Golden Axe y Final Fight (1989), Cadillacs and Dinosaurs, Knights Of The Round, y un largo etcétera.

Con el paso de los años, los distintos géneros en los videojuegos han ido evolucionando, mezclándose unos con otros, y dando lugar a mundos abiertos donde conviven mecánicas de plataformas, acción, conducción, puzles…

Uno de los cambios más revolucionarios que se produjeron fue el paso de las 2D a las 3D en los videojuegos. Al principio, los juegos se representaban en 2D, por medio de píxeles. Con las 3D se empezaron a utilizar los polígonos, es decir, una forma tridimensional con volumen y un número determinado de lados. Los gráficos de muchos arcades evolucionaron al representar los niveles del juego en tres dimensiones y casi todos los géneros se vieron beneficiados, al poder crear mundos cada vez más realistas. Probablemente, el primer juego que podemos definir como 3D sin ninguna duda es Virtua Fighter, publicado por Sega en 1993. Introducir el concepto de espacio tridimensional suponía una auténtica revolución a la hora de entender el mundo virtual y el videojuego en sí mismo. Supuso un gran cambio en el movimiento, la concepción del espacio, una reinvención de todas las mecánicas… Actualmente, los juegos en 2D conviven con los que utilizan las 3D, pero durante una época el 3D eclipsó casi toda la escena completa del videojuego, propiciando la creación de nuevos géneros, como el shooter 3D en primera persona, donde seguimos la acción desde la perspectiva de los ojos del protagonista. Un claro ejemplo de este tipo de juegos es Doom.

Independientemente del género o de la perspectiva utilizada, una de las características comunes a casi todos los arcades era su dificultad. Al tratarse de experiencias por lo general cortas, las compañías aumentaban la durabilidad de sus juegos introduciendo una dificultad muy alta, que hacía que para intentar pasarte un juego tuvieras que echar una moneda detrás de otra, hasta acabar con tus ahorros.

Actualmente, sobre todo desde la utilización masiva de Internet y la evolución de las consolas domésticas, los salones recreativos son muy difíciles de encontrar, y los pocos que quedan no tienen nada que ver con los que existían en su época dorada.

Si sientes nostalgia, todavía existen sitios como el Next Level Arcade Bar en Madrid, donde puedes tomar algo mientras escuchas música y juegas a algunas máquinas arcade. Otra opción, aunque bastante más cara, es coger un vuelo a Japón, donde todavía existen algunos salones recreativos legendarios, como el Club Sega o el Taito Station en Tokio. Si tienes la posibilidad, no te lo pienses y vuelve a disfrutar de la magia de los salones recreativos. Yo, sin duda, lo haría.

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