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Grooming: qué es y medidas para prevenirlo

Como hemos comentado en otras ocasiones, un uso adecuado y razonable de la tecnología facilita y, en cierta medida, puede hacer mejor el día a día de la gente. Por desgracia, también puede dar lugar a prácticas delictivas como el “grooming”.

Podemos definir el grooming como una práctica de acoso y abuso en internet, mediante la cual un adulto se suele hacer pasar por menor con la intención de ganarse la confianza de niños y adolescentes, para obtener concesiones de índole sexual. Por medio de engaños, el adulto termina ejerciendo un control emocional sobre el menor, y su finalidad es chantajearle para obtener imágenes comprometidas suyas, y en casos extremos, pretender un encuentro en persona, pudiendo llegar a la explotación sexual y prostitución infantil.

En la mayoría de los casos, estas conductas delictivas se producen a través de las redes sociales, y se han multiplicado en los últimos años.

Puede tener consecuencias graves para los menores, como puede ser depresión, ansiedad, problemas de sociabilidad, caída del rendimiento académico… Los menores pueden llegar a desarrollar un sentimiento de culpa y vergüenza, que hace que no denuncien el abuso.

Para prevenir estos hechos delictivos o actuar cuando se produzcan, se pueden adoptar una serie de medidas:

Desde la posición de los adultos, es necesario regular y supervisar el uso que los menores hacen de los dispositivos tecnológicos a su alcance (ordenadores, móviles, tablets…). Debemos establecer unos horarios y cuál será el lugar para su uso. Es preferible que los menores no hagan uso de tales dispositivos en su habitación, y que lo hagan en espacios comunes donde puedan ser supervisados por un adulto. De esta manera, evitaremos riesgos innecesarios. También podemos hacer uso de los sistemas de control parental, para limitar y supervisar su actividad. Así mismo, se debe disminuir el uso inadecuado de la cámara web, y si es posible, evitar que la utilicen.

Es muy importante que nos comuniquemos con el menor, establecer un clima de confianza con ellos, y hablarles de la seguridad en la Red y de los peligros que se pueden encontrar, siempre con un lenguaje sencillo que los niños puedan entender bien. Así podemos hacerles comprender que no deben compartir nunca información personal con desconocidos, ni contactar ni quedar nunca con personas de las que no tenemos referencias.

Hay que estar muy atentos en casa ante cualquier cambio significativo en el comportamiento del menor (síntomas físicos como dolores de cabeza y náuseas, miedo a salir de casa, explosiones de ira o rabia…). Debido a que las víctimas no suelen informar a los adultos de su entorno, estos cambios nos pueden ayudar a detectarlo.

Del mismo modo que la familia, es muy importante el papel de los colegios en la prevención y detección del grooming. En algunos centros educativos se imparten charlas a los alumnos sobre esta cuestión, en la que también participan policías. Es una forma de dar visibilidad a estas prácticas, pero también es importante que se hable de ello a través de los medios de comunicación, para que cada vez más gente conozca su existencia.

Si, a pesar de haber adoptado las medidas de prevención para evitarlo, se acaba produciendo el acoso, es conveniente seguir una serie de pautas:

No hay que ceder al chantaje, puesto que eso aumenta la posición de poder del acosador.

Es muy importante que el menor o adolescente pida ayuda a un adulto de confianza. Es necesario que noten el apoyo incondicional del adulto y que no pongamos en duda sus palabras.

Hay que tratar de actuar con calma y recopilar información, como capturas de pantalla, mensajes, conversaciones, que nos puedan ayudar a demostrar las acciones delictivas del acosador, o dar pistas sobre su paradero y modo de actuar.

Es imprescindible acudir a la policía y denunciar. De esta manera, además de intentar solucionar nuestro caso concreto, contribuiremos a evitar que le hagan lo mismo a otro menor.

Puede ser necesario que el menor reciba ayuda psicológica que le ayude a superar esta situación. Los centros de salud y su centro educativo pueden ofrecer apoyo emocional y seguimiento en caso de ser necesario.

Esperemos que, mediante el cumplimiento de estas pautas, y dando una mayor visibilidad a este tema, consigamos reducir el número de casos de grooming, y que, en caso de producirse, tengan una solución más rápida y efectiva. Está en las manos de todos nosotros conseguirlo.

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