Los peligros de la Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial (IA) es una tecnología que lleva mucho tiempo entre nosotros, pero es ahora cuando se está viendo su verdadero potencial para un uso cotidiano y al alcance de todos.

Puede ser una gran ayuda y facilitar la realización de determinadas tareas, como la generación de textos, imágenes o incluso canciones.

Así mismo, es capaz de escribir el código para elaborar un determinado programa, o de facilitarnos las fórmulas necesarias en una tabla de Excel.

Las respuestas que nos da son mucho más complejas, elaboradas y adaptadas al contexto que anteriormente.

Eso sí, debemos aprender cómo preguntarle para que nos de los resultados y las respuestas que esperamos.

Habrá que estructurar nuestra solicitud de manera que la IA sea capaz de entender exactamente lo que queremos.

Si lo hacemos bien, en cuestión de segundos tendremos una respuesta de una complejidad y precisión impensable hasta hace poco tiempo.

Como vemos, es una tecnología que puede suponer un cambio significativo en todos los ámbitos de la sociedad.

Pero, al igual que pasa con otras tecnologías, un mal uso de la IA puede generar una serie de peligros y efectos negativos que tenemos que intentar evitar o minimizar en la medida de lo posible.

Los peligros de la Inteligencia Artificial

1/ Generación de noticias falsas

Los avances en IA permiten crear imágenes falsas que podrían pasar perfectamente por reales, pudiendo generar una gran confusión.

Debemos analizar cuidadosamente cada imagen o video que llegue a nosotros, ya que puede tratarse de un intento de difundir noticias falsas.

Así mismo, determinados avatares virtuales están recreados con tal grado de realismo que casi parecen personas de carne y hueso, con el peligro que eso conlleva.

Podría ser utilizado para condicionar procesos políticos, o para crear una corriente favorable o desfavorable a determinados intereses.

2/ Pérdida de empleos

La evolución de la IA puede tener como consecuencia la pérdida de determinados puestos de trabajo, así como la creación de otros nuevos.

Podrían verse afectados trabajos relacionados con la redacción, el diseño gráfico o la atención al cliente.

Sin embargo, estas nuevas aplicaciones de la IA pueden ayudar a aumentar la eficiencia y creatividad de los empleados.

Debemos aprender a utilizar estas herramientas para que nos ayuden a trabajar mejor.

Las máquinas podrían encargarse de determinadas tareas rutinarias, y centrarnos nosotros en tareas más relevantes.

3/ Privacidad y seguridad

Los sistemas de reconocimiento facial podrían ser utilizados para recopilar determinada información personal sin consentimiento, haciendo un uso indebido de la misma.

Podría tener una importante repercusión en la libertad y privacidad de los ciudadanos.

Tampoco sabemos si la IA será capaz de detectar los intentos de engaño mediante técnicas de maquillaje o disfraces.

También los sistemas inteligentes que predicen los hábitos de consumo o nuestras preferencias pueden cometer errores, y dar lugar a un uso fraudulento de nuestros datos personales.

4/ Armas autónomas

En el ámbito armamentístico, existe un peligro real de que las armas autónomas cometan errores y provoquen bajas innecesarias en conflictos bélicos.

La IA todavía no puede interpretar correctamente determinadas situaciones, y puede no ser capaz de distinguir si un soldado se está rindiendo, si está atacando o si está herido.

Esto puede suponer un gran riesgo para la vida de personas inocentes, por lo que es necesario un control férreo en esta materia.

5/ Capacidad para tomar decisiones propias

En el futuro, es probable que los sistemas de IA evolucionen de tal manera que puedan comunicarse entre sí.

De esta manera, podrían tomar decisiones por sí solos, sin necesidad de intervención humana, lo que podría conducir a situaciones peligrosas e impredecibles.

Estos son algunos de los principales peligros que puede provocar un uso incontrolado e irresponsable de la IA, pero cuando vaya evolucionando seguro que aparecen nuevos riesgos.

En conclusión, los sistemas de IA deben desarrollarse de manera responsable, teniendo en cuenta aspectos como la ética.

Hay que establecer controles y límites que hagan estas herramientas más seguras, minimizando los riesgos y peligros que conllevan.

En gran medida, esta responsabilidad recae sobre los gobiernos y las empresas, que deben crear la normativa y los estándares aplicables a esta materia.

Si lo conseguimos, puede suponer un hito en la evolución de la sociedad tal y como la conocemos.